Matias Figliozzi y Claudia Casalongue son fundadores de Unibaio, startup marplatense que busca revolucionar el agrotech. El producto que los llevó a trabajar con las 10 agroquímicas más grandes del mundo, su próxima ronda seed de US$ 2 millones y el dato que sorprende a todos: con el langostino consumido en Argentina durante un año, se puede encapsular todos los herbicidas globales en ese mismo período.
Todo arranca con la intención de interpretar el valor que tenía el residuo de langostinos para aplicar o fertilizar en la agricultura. El langostino tiene un compuesto
abundante llamado quitina, del cual se extrae el quitosano. Desde el punto de vista de la innovación, la idea se enfocó en usar este derivado para diseñar micronanopartículas que sean útiles en el agro. Así surge la posibilidad de pensarlo como un modelo de negocio y una startup.
En la Patagonia se acumulan desechos de langostinos que no se usan para nada. De todo el langostino que comemos, el caparazón y la cabeza no se consumen. Eso se acumula y genera un desbalance ambiental en la Patagonia. Hace más de 10 años que se viene pensando qué hacer con esto porque genera problemas, como la sobrepoblación de gaviotas que terminan lastimando a las ballenas y que pueden morir en la costa. Esto afecta al ambiente, al turismo, a la sociedad y así sucesivamente. Por otro lado, la pesca de langostino se multiplicó por diez en la última década, relacionada con el aumento de la temperatura del agua que hace
que haya más langostino. Hay un desbalance muy grande producto de la actividad humana.
Las plantas evolucionaron durante millones de años y generaron receptores para detectar el quitosano, que genera que la planta absorba mejor lo que sea que le aplique. Por lo tanto, si logra hacer esto con fertilizantes y agroquímicos, compuestos que se quieren usar cada vez menos como sociedad, puede significar un impacto importante en el campo.
Se trata de nanotecnología e ingeniería de materiales; porque hay que rediseñar el material y así crear algo nuevo, que es una partícula, un polvo más precisamente, que maximiza la reacción en la planta y además es más versátil para pegarse a los agroquímicos y así aplicarlos. Otra cuestión positiva es que funciona para todo tipo de plantas, es universal.
Casalongue, CTO de la startup, explica que actualmente es un proceso relativamente sencillo que se instala fácil y combina pocos ingredientes. “Manualmente no requiere de un equipo sofisticado. El secreto recae en cómo se diseña el proceso. Llevó más de diez años hacerlo hasta lograr el rediseño de la partícula para que tenga propiedades nuevas que el material original no tiene. Es justamente eso lo que activa a la planta”, señala la experta.
El objetivo de Unibaio es claro: reducir el uso de agroquímicos en el campo. Un ejemplo de esto son los plaguicidas. Según la consultora internacional Statista, se prevé que el consumo agrícola mundial de estos productos aumente ligeramente en los próximos años, pasando de alrededor de 4,3 millones de toneladas métricas en 2023 a un valor de alrededor de 4,41 millones de toneladas métricas en 2027. En ese contexto, la región que más plaguicidas agrícolas consume es América, con más de la mitad del uso total de plaguicidas del mundo en 2021.
Hay encuestas donde el 70% de las personas dicen que quiere comer alimentos con menos agroquímicos. Pero el productor no tiene nada para reemplazarlos y al mismo tiempo cada vez se necesitan más alimentos y más baratos. Un camino para lograr eso es reemplazar la molécula principal por una biológica pero, al menos hoy, no se ha encontrado para aplicar en un amplio espectro. Ellos están trabajando para ver si se puede llegar a las grandes empresas para que incluyan el producto en el diseño de sus productos y así tener “un glifosato 2.0” que sea igual de eficiente para los productores pero que utilice la mitad de los químicos que se usan actualmente.
Fuente: The Ganesha Lab News