Los resultados del ensayo de Brigham fueron un indicio temprano de que las vacunas de ARNm podrían ser eficaces para una amplia variedad de cánceres: mientras que el cáncer de páncreas se caracteriza por su baja tasa de mutaciones, los primeros datos sobre vacunas de ARNm personalizadas provinieron de estudios sobre el melanoma, un tipo de cáncer que los investigadores seleccionaron específicamente debido a su alta tasa de mutación. Un ensayo previo de fase 2 en pacientes con melanoma avanzado reveló que, en aquellos que recibieron tanto una vacuna de ARNm personalizada como inhibidores de puntos de control inmunitario, el riesgo de muerte o recurrencia disminuyó casi a la mitad en comparación con quienes solo recibieron inhibidores de puntos de control.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos complementarios dirigidos a carcinomas de riñón y vejiga, así como a cáncer de pulmón. En todos los casos, la vacuna tiene un efecto aditivo: se administra después de la cirugía y junto con los fármacos convencionales. Su función es preparar al sistema inmunitario para reconocer las proteínas anormales derivadas de mutaciones y atacar cualquier tumor maligno residual que haya escapado a los tratamientos convencionales, o bien, prevenir futuras recurrencias.
Los resultados prometedores observados en distintos tipos de tumores han impulsado a los investigadores a ampliar considerablemente el desarrollo de vacunas de ARNm personalizadas. Para ello, han creado un enfoque que combina varias tendencias importantes, aunando conocimientos sobre la respuesta del sistema inmunitario al cáncer con los avances en la producción de vacunas impulsados por la pandemia de COVID-19, el auge de los algoritmos basados en inteligencia artificial y la drástica reducción del coste de la secuenciación genética.
Actualmente, existen al menos 50 ensayos clínicos activos en Estados Unidos, Europa y Asia dirigidos a más de 20 tipos de cáncer. Un ensayo sobre melanoma, liderado por las farmacéuticas Moderna y Merck, ha alcanzado la fase 3, el último paso antes de que un medicamento pueda ser aprobado para su uso público. Las vacunas personalizadas contra el melanoma podrían estar disponibles a partir de 2028, y posteriormente se lanzarían vacunas de ARNm para otros tipos de cáncer.
Gran parte del poder biológico del cáncer reside en que, para el organismo, no siempre se comporta como un patógeno. Dado que el cáncer se origina a partir de mutaciones en el ADN de cada paciente, la enfermedad complica la tarea fundamental de nuestro sistema inmunitario: diferenciar entre lo propio y lo extraño, entre huésped e invasor, entre lo propio y lo ajeno.

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